Lo que eres
me distrae de lo que dices.
Lanzas palabras veloces,
empavesadas de risas,
invitándome
a ir adonde ellas me lleven.
No te atiendo, no las sigo:
estoy mirando
los lábios donde nacieron.
Miras de pronto a lo lejos.
Clavas la mirada allí,
no sé em qué, y se te dispara
a buscarlo ya tu alma
afilada, de saeta.
Yo no miro adonde miras:
yo te estoy viendo mirar.
Y cuando deseas algo
no pienso em lo que tú quieres,
ni lo envidio: es lo de menos.
Lo quieres hoy, lo deseas;
mañana lo olvidarás
por una querencia nueva.
No. Te espero más allá
de los fines y los términos.
en lo que no há de pasar
me quedo, em el puro acto
de tu deseo, queriéndote.
Y no quiero ya outra cosa
más que verte a ti querer.
(Pedro Salinas)
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